¡El Maestro está aquí y te llama!

Es la misma voz del Divino Maestro que se oyó un día en las riberas del lago de Tiberíades. Es la voz que resonó hace muchos años en el corazón de Francisco y Soledad, en las Misioneras y Cooperadores Seglares. Es la voz que también puede resonar en tu corazón… el Maestro está aquí y te llama. ¿A qué? 

Nos llama hoy a vivir vuestra vida de cristianos con intensidad y hacer que nuestra vida de familia, de trabajo, de colaboración en el colegio, en la parroquia, en el hospital... sean espacios teológicos de unión con el Señor y cumplimiento de su voluntad.

Nuestro Proyecto de Vida Apostólica, que nos orienta y fundamenta, propone un estimulante horizonte que nos impulsa a vivir como miembro de una Iglesia en salida, que sale realmente de sí misma para ir al encuentro de los que se fueron o de los que nunca han venido y mostrarles el Dios misericordioso revelado en Jesucristo. A los Cooperadores se nos abren todos los campos de misión

Nuestra vocación de Cooperadores es una llamada a realizar el sueño de Jesús recogido por Francisco y Soledad, de ser SAL y LUZLEVADURA y FERMENTO para todos, de manera que con nuestro modo de vivir seamos capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio donde estemos. Vivimos nuestra vocación inmersos en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos del pueblo, para que nuestras vidas sean ANUNCIO PROFÉTICO DE VIDA Y ESPERANZA

La vocación y la misión son la cara y la cruz de la misma moneda. Vocación y misión se concretan, en expresión del Papa Francisco, en el deber de vivir nuestra fe como “discípulos misioneros”

Unidos en un mismo CARISMA y llamados a una misma MISIÓN, Hermanas y Cooperadores Seglares del Divino Maestro, propiciamos espacios de encuentro para la escucha, la oración, la formación y el diálogo y compartimos proyectos de evangelización. El gran desafío de nuestra Asociación es  asumir la necesidad de una nueva Evangelización en el “lugar social” donde se desenvuelve nuestra vida, en la línea de la solidaridad con los sufrimientos y las luchas de los pobres, ellos son una manifestación del Espíritu y abren nuevos horizontes a la esperanza. Al mismo tiempo, redescubrir los valores fundamentales del Evangelio que deben estar presentes en la vida cristiana. Esta es la realidad actual de nuestra Asociación. Sólo el amor apasionado al Divino Maestro reflejado en un testimonio coherente de vida, la hará crecer en la Iglesia.

Damos gracias a Dios por lo que somos, lo que hemos sido y por lo que queremos ser. Deseamos ofrecer nuestro mensaje de gozosa esperanza en este momento de la historia, en sinodalidad con la Congregación, con la Iglesia y con el mundo.

Nuestra Madre Inmaculada, fiel discípula de su Hijo y Madre de todos los creyentes, nos enseña, a ser verdaderos hijos de Dios y hermanos de todos.