¡JESÚS DIVINO MAESTRO!
Tú has proclamado la grandeza
de la personalidad del niño,
el respeto profundo a su persona diciendo:
“El que recibe a un niño en mi nombre,
a mí me recibe”.
Tú quieres que aprendamos de ti,
verdadero Maestro,
a llevar a plenitud la gran obra
de REPRODUCIR TU IMAGEN
en cada uno de los niños y jóvenes
que nos has confiado.
¡MAESTRO BUENO!,
concédenos el arte de las artes,
el arte de saber:
Desarrollar inteligencias y voluntades
Forjar caracteres y modelar corazones
Acomodarnos, en cada caso
a las diferencias individuales
Haznos comprender que la EDUCACIÓN
es OBRA de AMOR, TERNURA,
ABNEGACIÓN Y SACRIFICIO,
hasta la entrega de la propia vida.
Ayúdanos a comprender la fuerza del ejemplo
y que seremos auténticos maestros,
más que por lo que enseñamos,
por lo que seamos en lo profundo de nuestro ser.
¡JESÚS DIVINO MAESTRO!
haznos sembradores de grandes ideales
que iluminen los corazones permanentemente
en la línea de la VERDAD y del BIEN.
¡Aquí nos tienes!
¡IDENTIFÍCANOS CONTIGO!
¡TE IRRADIAREMOS!