Seguimos al Maestro

La vocación profética se arraiga en una profunda experiencia de DIOS que, nos llama y nos envía a ser signo vivo de su presencia en medio del pueblo. La fuerza motriz de nuestra pasión profética en el seguimiento del Señor es la expansión del Reino de Dios.

Seguir al Maestro es convertir la vida, cada día, en una profecía que interpele al mundo, sediento de espacios de encuentro, acogida, gratitud y fiesta. Necesitado de descubrir al otro como hermano y hermana.

Seguir al Maestro es vivir la pobreza con corazón desprendido, gratuito y abierto. La obediencia en una apasionada búsqueda de diálogo y discernimiento de la voluntad de Dios. La castidad con una confianza ilimitada en el Señor que nos ha regalado el don de su amor.

Seguir al Maestro es dejarnos interpelar por el Señor que abre caminos nuevos para construir una sociedad sin fronteras, justa, solidaria y reconciliada.