Somos depositarias del carisma que el Espíritu suscitó a través de Francisco Blanco Nájera y Soledad Rodríguez Pérez y lo vivimos en la Iglesia prolongándolo en la historia.
Este carisma se concretizó en un momento determinado y tomó cuerpo en esta Familia Carismática formada por la Congregación de Misioneras del Divino Maestro y la Asociación de Cooperadores Seglares del Divino Maestro.
La asimilación y vivencia de un único carisma (unos en la vida consagrada y otros en la dimensión laical) y la relación de comunión entre las dos ramas, constituye nuestra peculiaridad en la Iglesia, participando del mismo espíritu desde sus vocaciones específicas.
Participamos en la misión de Jesucristo, Maestro Único, respondiendo a su mandato: “Id y enseñad a todas las gentes”
Unidos en un mismo CARISMA y llamados a una misma MISIÓN… propiciamos espacios para el encuentro, la escucha, la formación y el diálogo…
La acción de nuestro carisma penetra en la sociedad a través de las diferentes personas que entran en contacto con nosotras y se hacen partícipes de este don. Así se vinculan con nuestra Familia (a la que Misioneras y Cooperadores pertenecemos por vocación específica y en sentido pleno), los diferentes grupos con una participación en sentido amplio:
- Maestros seglares y colaboradores que asimilan el ideal pedagógico de Blanco Nájera y lo propagan en el campo educativo.
- Los padres que se convierten en “padres pedagogos” aplicando a la familia el estilo educativo y los principios de Francisco.
- Los alumnos que van adquiriendo una personalidad con los valores humano-cristianos de nuestra acción educativa.
- Los Grupos Divino Maestro de niños y jóvenes que de una forma más comprometida quieren vivir esta espiritualidad y compromiso en la Iglesia.
- Los antiguos alumnos que por la educación recibida se convierten en cristianos cualificados que han de testimoniar e irradiar estos valores en su ambiente.